Durante el conflicto armado en Guatemala, 36 mujeres indígenas achí fueron secuestradas, violadas y sometidas por patrulleros civiles. Muchas eran niñas. Décadas después, lograron llevar a sus agresores a juicio y obtener una sentencia histórica. Pero la lucha no terminó ahí: los condenados siguen libres, las reparaciones son inciertas y el equipo legal que las apoyaba perdió su financiamiento. Aún así, ellas rompieron el silencio, enfrentaron el horror y exigieron justicia en nombre de todas.
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